Casi termina el año.
Desde mi cumpleaños 1 que fue en noviembre, no posteo. He andado
perdida y dos sucesos acontecidos en estos días de descanso y vacación me
hicieron sentir la necesidad de retomar el blog y compartirles un par de cosas.
Lo
primero que quiero decirles, es que siento haber estado tan ausente (incluso de
mí), sé que mi inconstancia me ha costado perder a personas maravillosas y
valiosas en el camino, pero necesitaba estar conmigo, abrazarme, acogerme y retomarme,
resignificarme y entonces sí comenzar a andar nuevamente, a paso lento…
Lo segundo que quiero
decirles es que en este estar conmigo caí en la cuenta que parte de mi ausencia
de mí misma, radicaba en que estaba tan enfocada en el hacer, en el generar, en
comerme el mundo, en “ponerme al corriente” de la atrasada que me dí en la vida
con la enfermedad, que perdí foco… todo era “hacer” y dejé de ladito sin darme
cuenta el “ser”.
Y ser ¿qué? ¿pára qué?
Escuchaba el otro día a un cabalista
Ariel Grunwald (aquí la liga para el curso gratuito de Kabbalah: http://marthadebayle.com/index.php/tu-mejor-version/364-clases-de-kabbalah) y él hacía referencia a que no sólo
era necesario vivir una vida con propósito, sino que el propósito mismo tenía
que ir más allá de uno, más allá de la felicidad o plenitud propia, más allá de
nuestra existencia, y esto, me hizo recordar algunas cosas que he dialogado a
través de este espacio y que tiene que ver con el coexistir.
Estoy convencida que todo,
absolutamente todo y todos estamos interconectados, y cuando arrancamos una
flor y se va marchitando, entonces también algo de nosotros esta marchitándose
con ella. Pero no en un afán fatalista que lo digo, pues esa flor marchita dará
paso a ser composta, abono, y renacerá
de alguna otra manera, el rollo, se nace y se muere continuamente, es algo cíclico.
Somos cíclicos y conectados, no
podemos ser tan soberbios pensando que somos únicos individuales, pues somos
parte de uno. Así de sencillo.
Así que para finalizar este 2011 y
comenzar este 2012, lanzo al aire esta invitación, busquemos el propósito de
nuestra existencia, mismo que vaya más allá de nosotros mismos… Trascendamos
sin soberbia, hagámoslo porque… así es como funciona esto.
Los amo, los bendigo y los abrazo
con todo mi corazón.
Linda vida,
María