Bye Bye Amy...

Falleció, a sus 27 años Amy Winehouse.  Lo leí en el twitter y lo primero que pensé fue: ¡Qué triste, me gustaba mucho su voz! y su disco Back to Black... De repente, vi como iban y venían comentarios positivos y negativos sobre ella en las distintas redes sociales: ¡Pobre! ¡Se lo ganó a pulso! ¡Ya se veía venir! ¡Era de lo peor!, ¡Buena! ¡Mala! ¡Adicta! ... y sí la mayoría de los comentarios eran sobre su persona, no sobre su trabajo.

Eso me puso a reflexionar y por eso decidí hacer este mini post porque creo que de repente por ver el árbol no vemos el bosque, porque nos detenemos con una autoridad salida de quien sabe dónde, a enjuiciar a otros como si fueramos Dios Padre y no, no hablo sólo del caso de Amy, sino de todos aquellos juicios que soltamos en el día a día y que lo único que alimentan es a nuestro ego, corrompen nuestra alma y que hasta ahorita no sé en que nos pueden beneficiar. Si tan sólo miráramos más para adentro que para afuera...

¡Pobre! Sí, y lo que le sucedió me ayuda a mí, María Fernanda, a valorar lo que tengo, a pensar sobre sí llega un momento en el que dejo de estar consciente de los alcances y limitaciones de mis actos... a reflexionar en mi manera de asumir las consecuencias de lo que voy decidiendo... de cómo intento hacerme responsable únicamente de la parte que me toca: la mía. De la serie de carencias o desconocimientos que me llevan a ir haciendo lo que voy pudiendo con lo que voy teniendo.

Creo que al final en este tipo de acontecimientos siempre termino espejeándome, viendo mi reflejo del otro lado, cuestionando que tanto hay de mí en el otro que no puedo con ello (lo que te choca, te checa) y en el como haré para que esto se convierta en una experiencia más que a mí me sirva para seguir caminando a convertirme en la persona que deseo ser.

Bye Amy, gracias por tu voz y tu melancolía al interpretar...

A los demás:
Lindo día y un abrazo,

María